miércoles, 25 de diciembre de 2013

LA VERGÜENZA


Me enseñaron de pequeño
que eso era un sentimiento humano;
una representación del deshonor,
desgracia y condenación.

Me explicaron también, 
que lo que pienso no sirve para nada,
que lo que escribo es sólo
para sentirme incluido en la manada.

Me adoctrinaron a no expresarme libremente,
porque a más de alguien le podía molestar,
o porque alguien más inteligente que yo,
diría algo mucho mejor.

Pero gracias a ellos, aprendí
a nunca hacerles caso, a
ser un desquiciado porfiado, 
aunque muchas veces estuviera equivocado.

Y me apliqué en hacer lo que 
siempre yo quería y sentía,
porque si no lo hacía,
alguien más lo podría hacer.

Y así evolucioné,
porque no hay nada peor
que avergonzarse por lo que tú eres.
Ya no hay tiempo para la vergüenza,
es hora de dejar atrás la tristeza.



sábado, 1 de junio de 2013

Noche.

Noche, noche de invierno.
Noche cargada de estrellas.
Abrigado con el frío,
 voy de regreso a casa.
Hablando con mis pasos
 me acompañará el camino,
 y casi al final de mi destino
 llego al crucero del alba.

Se apareció vestida de cielo,
 mas hermosa que un bosque,
 mas hermosa que el mar.
Resplandeció la tristeza...
Con sus ojos claros, serenos,
 cabellos largos y negros,
 como las noches de invierno
 en este país sin sol.

Su vida arrastraba toda las desdichas del mundo.
En su rostro de alborada se refleja un antiguo sol.
Pero ahora es noche cerrada y el brillo de la vida se hunde,
donde el silencio descansa, donde se va a dormir el dolor.

Años, años, han pasado los años
 y he perdido aquella noche cargada de estrellas.
La vida es perder todo poco a poco
 y terminar cuando ya nada queda.
Desde entonces cada noche,
 al caer aquella hora,
 sigo esperando a mi hada
 en el crucero del dolor.

Nunca mas podre soñar
 hasta que duerma a su lado.
Mientras muero lentamente,
 tan lento como viví.
Y aunque me quieras quitar
 lo que nunca me has dado,
 prefiero ser contigo desgraciado
 que por siempre feliz sin ti.

El brillo de la vida que se hunde,
 donde el silencio descansa,
 donde el fuego se viste de lumbre,
 donde el mundo se apaga...
 solo para los dos.

Si cuando escribiendo eses
 vas de regreso a casa,
 bajo una lágrima grande, redonda y blanca,
 y te sigue una mujer de largos cabellos negros...
No temas, no tengas miedo, es la noche que te quiere.
 
William.
 
 

jueves, 16 de mayo de 2013

Mientras dormías.


Tú no lo sabes amor, pero anoche dormí contigo a kilómetros de distancia entre tus brazos. No, no lo sabes, pero anoche cuidé tu sueño, acaricié tu alma y besé tu aliento en calma. 

Tú no sabes que anoche en tu cama, mientras tú dormías, me colé en tus sueños como un intruso sin tú saberlo, bebí de tu boca, calmé mi sed y apagué mi ansia de ti... que me vuelve loco.

No amor, no sabes que ayer la suave sábana que te cubría y que acariciaba tu desnudez, era mi piel sobre la tuya. Que fuimos amantes apasionados, que te embriagaste de mí cual exquisito licor para derramarte en mí y renacer de nuevo a la vida.

Y hoy, al despertar, no sabias nada, pero has sentido como este bandido que robó tu sueño, se llevó tu alma y te dio la vida.

                                               William.



miércoles, 8 de mayo de 2013

Herida

El vaso vacío es la prueba de otra noche de insomnio. Los ojos enrojecidos, delatores de su miseria. Pasan los días y sigue sin rumbo, anclado en un pasado imperfecto. La cama siempre fue un lugar incómodo por unos silencios que siempre matan.

Y mañana será igual... Misma rutina, mismo dolor. La esperanza es un barco que ya zarpó y en el que no tenía sitio.

¿Y qué importa? Ladran los perros. ¿Qué importo? Pregunta el hombre herido...

                                                                  William.



martes, 26 de marzo de 2013

Como dos gotas.

Como un gato malherido que no sabe donde está,
como un perro maltratado en busca de libertad,
como un cuento que no acaba porque no quiere acabar,
como el humo del tabaco que siempre tiras al bar.

Como el agua entre las manos, como el niño al despertar,
un relámpago que avisa, la tormenta va a empezar,
como un nudo en la garganta que no se sabe explicar,
como el hilo de una araña que teme a la libertad.

Como el pájaro que canta en la mañana al despertar,
como el cielo que no escampa, como es la ola al mar,
como el río que sin agua se convierte en barrizal,
como el soldado valiente que se niega a disparar.

Como el ciervo que no sabe por donde debe escapar,

como el lazo que me ayuda cada día a recordar,
que la vida es solo un sueño y los sueños sueños son,
como el gallo que no canta cuando ve salir el sol.

Como un reflejo del agua, como el beso al despertar,
como el calor es al fuego, como el niño a la verdad,
como el viento a los molinos, como el ruido a la ciudad
como el látigo al esclavo, como el vino al paladar.

Como dos gotas de agua al juntarse en el cristal
como el hombre que no habla por miedo a molestar
como el eslabón que engancha y no te deja escapar
cuantas cosas nos pasaron y nos quedan por pasar.

William



                                                         



miércoles, 6 de marzo de 2013

Ministros de Dios.

A estas alturas de la vida, uno ya no se sorprende de casi nada. Cada vez que escucho o leo las declaraciones de los dueños de la secta de la iglesia católica, o leo o escucho las declaraciones de su brazo político hablar de lo que es normal o de lo que no es normal, me entra una mala leche por el cuerpo que eso si que no "es normal".

Señor Ministro, señores de la iglesia católica, señores del Opus Dei, ¿Saben lo que no es normal? ¿Ustedes quieren que yo les diga lo que no es normal? No es normal pensar que hacer el amor es pecado, eso no es normal. No es normal pensar que Dios no quiere a las lesbianas y a los homosexuales, no es normal. No es normal que la Iglesia oculte abusos de niños, ni que los sacerdotes no se puedan casar. No es normal la riqueza del Vaticano, ni los anillos, ni el oro, ni el dinero tirado en campañas de publicidad mientras 30 millones de personas se contagian de sida en África por no usar preservativos.

Señores, Dios, Dios nos hizo con dos brazos, con dos piernas y también nos hizo con la capacidad de amar, de querernos, de tocarnos, de sentir con la yema de los dedos y eso señores, no puede ser pecado.

Amar no es fácil, y ustedes se empeñan en hacerlo más difícil y enrevesado, como si no nos bastáramos nosotros mismos, como si no se bastara la propia humanidad para complicarlo todo. Señores, porque amar, amar es entender también el rechazo, entender que te van a hacer daño, entender que vas a sufrir, que vas a llorar, y es entender que las cosas son muy distintas al sacramento del matrimonio. O sea, hoy, hoy te casas ¿y vives feliz para toda la vida? Falso, señores, falso, por muchos siglos que puedan seguir ustedes proclamándolo.

¿Saben qué creo? Creo que ustedes no saben qué es el amor, que nunca han amado y nunca han sido amados. Porque si algo he aprendido estos años es que si apretar un cuerpo hasta convertirse en uno, si eso es pecado, señores, soy un pecador, porque el único Dios en el que creo, es el amor, ¿entienden? El amor.


                                                          William.




jueves, 31 de enero de 2013

LOS BORRACHOS.

El ruido de la muerte aquí en este bar desolado,
donde la tranquilidad se sienta encorvada sobre su oración,
y la música sirve de coraza al sueño del amante,
pero cuando ninguna moneda introduce esta dura desesperación.

Hasta aquí, el más solitario de los hogares
y de todos los destinos el más solitario además,
cuando ninguna música eléctrica rompe el batir
de corazones doblemente rotos, pero ahora reunidos
por el cirujano de paz en la astilla del desastre,
penetra más profundamente que lo hicieran las trompetas.

El movimiento de la mente dentro de ese entramado,
donde los desórdenes son simples como la tumba
y la araña de la vida se asienta y duerme.


                                                  William






jueves, 24 de enero de 2013

CUANDO SEAMOS GRANDES.


Cuando seamos grandes, no nos olvidemos que para las noches se hicieron los cuentos, y los reyes magos, y los duendes buenos; que sólo hace falta cuando llega el sueño tener bien a mano la voz de un abuelo.
No nos olvidemos que en una vereda cabe un mundo entero, de risas y ruedas, que no hay mar tan nuestro como el de la acequia, que con dos pedales de una bicicleta lo que queda lejos siempre queda cerca.
No nos olvidemos de las maravillas que se guardan en las cosas sencillas, los viejos cajones, la flor, la semilla. La vida es un viaje, y es cuestión de vida sentarnos al lado de la ventanilla.

Cuando seamos grandes va a ser muy bonito tener como amigos a los animales y gritarles cosas y entender sus gritos, y explicar los vuelos por el infinito...

No nos olvidemos cuando seamos grandes que un beso es un modo de quedarse en alguien, que siempre es horario para acariciarse, que el amor es todo, que ternura es madre, que hay que estar temprano cuando se hace tarde.

Cuando seamos grandes no nos olvidemos de la fantasía, del sol y los juegos, y los cumpleaños, y el circo viajero, los payasos tristes, los muñecos buenos, y la hermosa costumbre de decir: ¡TE QUIERO!


                                                  William





martes, 22 de enero de 2013

Debilidad.

Es esa sensación de perder, de no ganar nunca, de estar siempre en el lugar y el momento equivocado. Es esa sensación de estar siempre con los malos, de dejarte arrastrar por ellos y de no plantarles nunca cara. Es esa sensación de impotencia, de debilidad. Esa sensación tan extraña cuando vas a dormir y repasas todos y cada uno de los asesinatos que has cometido. Rutina, pura rutina, pero... que extraño me siento con las manos llenas de sangre...

                                                     William.



viernes, 4 de enero de 2013

Neolengua.

No diga "Dios", diga "Dinero"
No diga "Dictadura", diga "Sistema"
No diga "Estafa", diga "Crisis"
No diga "Recortes", diga "Austeridad"
No diga "Nuestros amos", diga "Mercados"
No diga "Congelar el salario mínimo!, diga “mejorar la competitividad”.
No diga "Recesión", diga “tasa negativa de crecimiento económico”.
No diga copago ni mucho menos repago: es un necesario “ticket moderador”.
No diga "Recortes", diga “Reformas”.
No diga "Abaratar el despido", diga “Flexibilizar el mercado laboral”.
No diga "Irresponsabilidad bancaria", diga "Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades"

No critique las rebajas fiscales a los más ricos, diga “Ayudas a los ahorradores”.
No diga "Incapacidad de gestión", diga "Herencia recibida”
No diga "Subida del IRPF, diga “Recargo temporal de solidaridad”
No diga "Privatizar", diga "Externalizar servicios"
No diga "Devolver favores", diga "Indulto"
No diga "Fuga de cerebros", diga "Espíritu aventurero"
No diga "Represión", diga "Orden Público"
No diga "Víctimas civiles inocentes", diga "Daños colaterales"

No hable de regalar dinero público a la banca con un banco malo, se trata de “facilitar la gestión activa del patrimonio dañado de las entidades financieras”.

No critique a un ministro de Defensa que ha pasado los últimos 16 años a los dos lados del misil –comprándolos desde la Administración o vendiéndolos desde las fábricas de armas–: elogie su “experiencia en el sector”.
No recuerde a Lehman Brothers, sus directivos nunca han sido responsables de lo que pasó....

No es una crisis... ¡¡¡ES UNA ESTAFA!!

                                                     William.






miércoles, 2 de enero de 2013

Santa Compaña.

Lo que viene
no tiene mucho que ver con lo que se espera
lo que se espera
no tiene mucho que ver con lo que quieres
lo que quieres
no tiene mucho que ver con lo que deseas
lo que deseas
no tiene mucho que ver con lo que haces
lo que haces
no tiene mucho que ver con lo que el corazón exige
lo que el corazón exige
no tiene mucho que ver con lo que te piden
lo que te piden
no tiene mucho que ver con lo que tienes
lo que tienes
no tiene mucho que ver con lo que eres
lo que eres
no tiene mucho que ver con lo que piensas.

Por eso es tan triste la vida...
Morir de trabajo o de otra cosa
viene a ser lo mismo.
Cambian los tiempos,
pero el hombre...
no cambiará jamás.

William.