Fuiste voz en la
batalla
fuiste guía en el
camino
con la sangre
derramada
se tiñó tu piel de
lino.
Con el oro de esta
tierra
bordosé cruz de
destino,
fue la cruz de
nuestras vidas
el cruce de los
caminos.
El vencedor del
imperio
te tomo como cautivo,
fuiste el mejor
estandarte
de su más digno
enemigo.
Y mientras en tierra
ajena
mil honores recibidos,
en tu Cantabria natal
marginado en el
olvido
Por tanto tiempo
apartado,
de la memoria perdido,
a tu suerte
abandonado
trapo extraño, mal
querido.
Solo algún pueblo
vecino
por cántabro
pretendido,
ante nuestra
indiferencia
supo verte como
digno.
Y al despertar de
Cantabria
al recobrar el
sentido,
por señal marineruca
vilmente fuiste
vendido
Por polaca o
monaguesca,
por un trapo
inexpresivo,
ajeno a historia
ninguna
languidecido por
frío.
Pero el pueblo
soberano
liberado de
prejuicios,
ondea de nuevo tu
grana
con la estela
embellecido
Como en lo alto del
castro
espero verte algún
día,
bella enseña
milenaria
honrando la Tierra mía.
William
honrando la Tierra mía.
William