Esta noche vengo caliente, no sé, me
ahoga la rutina, no la soporto. Huyo como de la peste de todo lo que me la
recuerda. Los días iguales, los programas reiterativos, los políticos que dicen
y hacen lo mismo, día tras día, mes tras mes, año tras año. Los buenos deseos
de Navidad, cada Navidad. El obligado bronceado de cada verano, el trabajo sin
alma, el amor sin amor y sin deseo… No aguato la rutina. La sensación de lo ya
visto, de lo ya oído mil veces, de lo ya hecho y vuelto a hacer hasta la
saciedad.
Compañeros, necesito pasión. Pasión para sentirme vivo, para que todo
me parezca nuevo, para que todo me sepa de otro modo, para olvidarme que ya me
sé lo que me sé y entregarme sin miedo y sin memoria. Necesito la pasión. La
historia del mundo es la historia de una pasión. Necesito la pasión porque no
soporto la rutina. Esta rutina que me mata. Esto es lo que hay. Discúlpame,
pero hoy estoy chungo.
William.