lunes, 4 de septiembre de 2017

Te venderán que cuando te sientas enamorado, no existen necesidades. Yo tengo alma de bucanero y a salto de mata voy ganándome la vida, y me siento en ninguna parte, salvo cuando me siento en ti. Y entonces, todo arde. No tengo dueño, ni patria, ni consuelo, pero te necesito, compañera, cómplice de fechorías. Tengo una necesidad básica que satisfacer: tengo demasiado por ofrecer. Te has perdido tantas cosas buenas por cobarde, que ahora me he propuesto hacerte valiente, para que nunca vuelvas a hacer “nada”, y aprendas a nadar. Es duro, porque iremos contracorriente. Aprenderemos a no hundirnos juntos. Tú y yo.

¿Y por qué? Porque aun en este lugar en que me hallo, tengo necesidades: Quiero más de tu piel para mis historias de cartografías imposibles, quiero más de tus ojos para mis letras y más de tu risa para mis gracias. Más de tus sentidos para mis deseos. Más de ti es lo que quiero. Quiero suspirar y conspirar… Déjate de costumbres suicidas, vivamos “la eternidad de este instante”.

La inercia lleva a mil parejas en este instante a echar el polvo de la semana, la corriente lleva a mil buscadores de noséqué a buscar nosécuál porque para talycual, pascual sirve cualquiera. Pero en otras historias, otros personajes, le echan magia a la rutina. Esos son los que me apasionan.

Tú y yo, a esta hora, nos damos la espalda y el corazón, sin despechos quedamos en mitad de la noche, en mitad de la luna, en mitad del mar, en mitad del sueño… Y provocamos un incendio.

Y después… Después, bésame anda… bésame mucho, que yo sí tengo miedo. Estoy alcanzando la eternidad en este instante y quiero, al abrir los ojos, encontrarte. Y de nuevo… Comenzar, pero contigo.


Buenas noches mi cielo y dime que esto va a durar siempre.

jueves, 27 de julio de 2017



Poder esculpir con mis labios tu piel 
juntar nuestros pechos, saciar nuestra sed 
cerrar las heridas de mi corazón 
morir de agonía si no oigo tu voz. 

Recorrer los mares nadando o a pie 
un simple alma en pena que se siente un pez 
nadando sin rumbo ni dirección 
que muere en la orilla de tu corazón. 

Saber que si alguna vez hubo amor 
tan sólo existió en mi imaginación 
pero no me importa, ya ves... ... 
te sigo cantando cada amanecer. 

Ahora que el mundo ya no es lo que fue 
que ya no hay valores ni tampoco fe 
tan sólo nos queda tener ilusión 
y juntos luchar por un mundo mejor. 

Juntad vuestras manos y alzad la voz: 
¡Que no quede nadie sólo en un rincón 
que mueran las penas, que viva el amor 
que ardan las banderas de cualquier nación! 

William.