La mayoría de las veces me resulta dificilísimo explicar, y más en un papel, la cantidad de pensamientos que pasan por mi cabeza. Decenas, cientos... ¡Miles!
Hace días hay uno que, sobremanera, me ronda la cabeza más que el resto.
Veo que cada vez estamos más desnudos, nos volvemos más solitarios, primitivos, creemos y aparentamos ser fuertes, cuando en realidad, cada día que pasa somos más débiles. No confiamos en casi nadie, nos volvemos más autistas y fingimos, en la mayoría de los casos, ser quienes no somos. Sí, tú también, no lo niegues.
Vistes para los demás, te pintas para los demás, te perfumas para los demás y posas con tus fotos más provocativas para los demás. Presumimos de ser tal y cual cosa, resaltando una infinidad de virtudes, de las cuales, en la mayoría de los casos, se carecen.
Nos creemos "güays" y gente "cool" por aumentar nuestros contactos en el facebook ó cualquier red social que se le asemeje, gente que en algunos casos ni conocemos en persona...ni conoceremos.
¿Dónde quedaron las charlas con los colegas en un parque, en la playa, con una cerveza en una terraza ó simplemente en un banco?
Ahora no. Ahora sólo lo hacemos a través de una ventana de ordenador... ¡Y NOS CREÉMOS GENTE ABIERTA!
Cuánto envido a la generación de nuestros abuelos, ellos sabían vivir la vida a pesar de las penurias. Nunca necesitaron un móvil, ni un MP3, ni correo electrónico para quedar con los colegas. Bajaban a la calle y siempre había alguien. Los ves que todos conservan las amistades y ¿nosotros? ¿Nuestras generaciones? Cada día un mundo nuevo; peleas, riñas, disputas, envidias, enfados de los más estúpidos, cotilleos. Ellos nos han enseñado mucho pero no los hemos escuchado.
Vemos a los amigos pasarlo mal y preferimos mirar para otro lado, mantenernos al margen por ¿comodidad? ¿Somos vagos? No, somos falsos, envidiosos, conformistas. Nos dejamos llevar por lo fácil y nos asustan los retos. No apreciamos lo que de verdad tenemos por miedo, casi siempre... a reconocer que lo necesitamos.
Yo necesito de tu cariño, tu comprensión, tus palabras sinceras. Necesito sentirme útil, valorado, querido, respetado. Necesito que me escuches, que me veas, que me sientas. Necesito de tus abrazos, tus besos, tu cariño, tu amistad. Pero todo esto tiene que ser sincero. Necesito agarrar tu mano, mirar a tus ojos y saber que todo cuanto me dices es real. Necesito salir de esta utopía y vivir la vida con la intención por la que fue creada. Con ilusión, esperanza y alegría.
Así quiero que sea, y tú, ¿Quieres compartirla conmigo? ¿Me acompañas en este maravilloso viaje?
No tardes...mi barca nos espera...