El olor de la Mar, el rugir de las olas rompiendo junto a las rocas y la calma que reina ahora a mi alrededor, hacen que por fin olvide el ajetreo diario.
Necesitaba huir de la rutina, de las carreras, los gritos, las malas caras y contestaciones, de las envidias, de los rencores, de los desengaños, de tantos intereses ocultos... y otros no tanto... Necesitaba huir de todo esto, al fin y al cabo... de la vida. De su vida. La que intentan que tengamos todos. Con tanta ida y vuelta olvidamos lo esencial: Cariño, amor, comprensión, respeto, dignidad, orgullo, honradez, fidelidad... lealtad.
No hay día que no sienta tristeza y un poquito de vergüenza al ver como está el mundo. Su mundo. Nuestro mundo. Imponen el odio y la ley del más fuerte. Se olvidan de la palabra y de la lucha de ideas, respetando siempre a las personas. Y,¿el resto? no somos más que mera comparsa. Pero nadie alza la voz y nadie hace nada para remediarlo. Yo tampoco.
Aquí sigo, en la isla de siempre... mirando al mundo un poquito avergonzadoando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario