Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano o encadenar un alma.
Y uno aprende que el amor no significa recostarse, y que una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender....
Que los besos no son contratos, y los regalos no son promesas y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos.
Uno aprende a construir todo su camino en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes, y los futuros tienen una forma de caerse a la mitad.
Después de un tiempo uno aprende que “sí” es demasiado, y hasta el calorcito del sol quema. Así que uno planta su propio jardín, y decora su propia alma, en lugar de esperar que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende... y con cada adiós... uno aprende.
William.
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