miércoles, 19 de septiembre de 2012
Besos robados, dolor eterno.
Caen los rayos del cielo
con la rabia del hombre herido.
Resurgen desgracias de fin de siglo
en otro amanecer loco.
Murió el amor,
como antes murió la fe.
Pausadamente, agonizando,
suplica al destino
entre gritos de rabia y dolor
la última oportunidad.
Ya es tarde para rectificar.
La ruleta jugó sus bazas,
se hicieron las apuestas.
La banca volvió a ganar.
Castigo de Dios
repiten en el pueblo.
Castigo de Dios
repican las campanas.
Besos robados,dolor eterno.
Y camina el hombre herido
con la cabeza baja,
por estas tierras que ayer
vieron el amor en sus ojos.
Señalado por todos,
mentes sucias, almas deformes,
prosigue su camino
con la soledad como única amiga.
El tiempo no cura,
más bien ahoga,
entre mares de lágrimas
que nacen de sus entrañas.
Ya no hay consuelo
ni quien lo brinde.
Hay mucho desmemoriado
que vaga por el mundo.
Besos robados,dolor eterno.
William.
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