Te
venderán que cuando te sientas enamorado, no existen necesidades. Yo
tengo alma de bucanero y a salto de mata voy ganándome la vida, y me
siento en ninguna parte, salvo cuando me siento en ti. Y entonces, todo
arde. No tengo dueño, ni patria, ni consuelo, pero te necesito,
compañera, cómplice de fechorías. Tengo una necesidad básica que
satisfacer: tengo demasiado por ofrecer. Te has perdido tantas cosas
buenas por cobarde, que ahora me he propuesto hacerte valiente, para que
nunca vuelvas a hacer “nada”, y aprendas a nadar. Es duro, porque
iremos contracorriente. Aprenderemos a no hundirnos juntos. Tú y yo.
¿Y por qué? Porque aun en este lugar en que me hallo, tengo
necesidades: Quiero más de tu piel para mis historias de cartografías
imposibles, quiero más de tus ojos para mis letras y más de tu risa para
mis gracias. Más de tus sentidos para mis deseos. Más de ti es lo que
quiero. Quiero suspirar y conspirar… Déjate de costumbres suicidas, vivamos la eternidad en este instante.
La inercia lleva a mil parejas en este instante a echar el polvo de la
semana, la corriente lleva a mil buscadores de noséqué a buscar nosécuál
porque para talycual, pascual sirve cualquiera. Pero en otras
historias, otros personajes, le echan magia a la rutina. Esos son los
que me apasionan.
Tú y yo, a esta hora, nos damos la espalda y
el corazón, sin despechos quedamos en mitad de la noche, en mitad de la
luna, en mitad del mar, en mitad del sueño… Y provocamos un incendio.
Y después… Después, bésame anda… bésame mucho, que yo sí tengo miedo.
Estoy alcanzando la eternidad en este instante y quiero, al abrir los
ojos, encontrarte. Y de nuevo… Comenzar, pero contigo.
Buenas noches mi cielo y dime que esto va a durar siempre.
William.
La inercia lleva a mil parejas en este instante a echar el polvo de la semana, la corriente lleva a mil buscadores de noséqué a buscar nosécuál porque para talycual, pascual sirve cualquiera. Pero en otras historias, otros personajes, le echan magia a la rutina. Esos son los que me apasionan.
Tú y yo, a esta hora, nos damos la espalda y el corazón, sin despechos quedamos en mitad de la noche, en mitad de la luna, en mitad del mar, en mitad del sueño… Y provocamos un incendio.
Y después… Después, bésame anda… bésame mucho, que yo sí tengo miedo. Estoy alcanzando la eternidad en este instante y quiero, al abrir los ojos, encontrarte. Y de nuevo… Comenzar, pero contigo.
Buenas noches mi cielo y dime que esto va a durar siempre.
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